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¿Por qué he escrito “Doctor, no voy a rendirme”?

Patricia Pólvora

            Cuando me preguntaron si quería escribir un libro sobre lo que había vivido a causa de mi enfermedad, mi respuesta fue un no rotundo. ¿Qué tenía yo que contar en 300 páginas? Se me ocurrieron por lo menos veinte personas de mi entorno con historias más interesantes que la mía. Y cuanto más lo pensaba, ¡más se me ocurrían! Argumenté mi no hasta que dos factores me hicieron dudar. Uno fue una pregunta y otro fue una persona. ¿Y si el libro ayuda a cambiar el rumbo de una persona, aunque solamente sea una? ¿Y si el libro llega a las manos de alguien que justamente lo necesita, porque se identifica, y esa lectura le saca del estado en el que está y lo lleva a otro? ¿No valdría la pena? Y si, además, ese libro lo escribe la periodista más respetuosa que conoces, alguien que, sin saber bien cómo lo hace, te hace sentir persona. Alguien que respeta la palabra y le da ese toque de alma y valor que no cualquiera sabe hacer y se llama Ana… ¿No lo harías? Doctor, no voy a rendirme nace, como muchas cosas en mi vida, con un no por delante.

            Este libro no va de una vida, o una historia; este libro va de 300.000 vidas e historias de personas que están pasando o han pasado por lo mismo que yo, y otras miles y miles de personas cuyas vidas han tenido que ser reaprendidas por una enfermedad, por una pérdida o por una de esas causas que se te cruzan por el camino y que nunca puedes planificar. Este libro es uno de muchos que se escribirán, o que nunca saldrán a la luz, de personas cotidianas, normales, con las que nos cruzamos todos los días en el metro, por la calle, que llevan su lucha por dentro, que creen en el derecho a poder seguir viviendo, haciendo y disfrutando. Es por todas aquellas que padecen enfermedades cien veces peores que la mía, pero que no han tenido la suerte de que un editor quiera publicar sobre vidas cotidianas, vidas que se reaprenden. Es por ellos y ellas, que deciden vivir una vida y no luchar una guerra. Este libro es como aquel que tú hubieras escrito sobre tu vida, llena de cambios y decisiones.  

Ana Basanta

¿Por qué escribo? Porque es mi forma de comunicarme con el mundo. ¿Y por qué Doctor, no voy a rendirme? Porque ha sido un regalo compartir numerosas tardes con Patricia en las que hemos hablado de dolor, familia, infancia, amigos y amores. Así es ella: trata con sinceridad sus miedos y dudas, agradece los gestos de comprensión, recuerda cómo era vivir en Suecia dentro de una burbuja uruguaya, y sonríe cuando rememora sus enamoramientos pasados.

 Con Doctor, no voy a rendirme, me gustaría dar a conocer la experiencia de Patricia porque, en mi opinión, nadie como ella domina el difícil arte de saborear los pequeños éxitos. Contagia honestidad y transmite verdad en todo lo que dice y hace.

Antes del primer encuentro con Patricia, o de la primera línea de este libro, anhelaba también un éxito propio. Pensaba en las adolescentes a las que un día, por una cosa u otra, se les truncaba la vida, así, sin avisar, sin estar preparada, si es que alguien pudiera estarlo. Podía ser artritis reumatoide, un ictus, un accidente de tráfico… Me importaba, no tanto el origen de la tragedia, que también, sino cómo uno se enfrenta a una nueva vida cuando lo que quiere es regresar a lo que había sido. Cómo uno se esfuerza en recuperar la movilidad, o a volver a salir de noche como si no hubiera un mañana, o a vestirse de forma especial para una cita importante. Por eso recordaba a chicas jóvenes. Si ya con 30, 40 o 70 años es duro enfrentarse a una enfermedad crónica, cuando uno tiene 15 o 20, ¿cómo debe ser? Imaginaba esos momentos entre amigas maquillándonos en el baño, o ese intercambio de ropa entre primas de la misma edad en las primeras salidas nocturnas… Es una época importante en la que crecer y madurar ya es de por sí un viaje con una maleta cargada de amigas, confidencias, novios, nervios, palpitaciones… ¿Y si un día ya no estás en ese círculo? ¿Y si sobreviene un cáncer, una silla de ruedas, una pérdida de visión o careces de alguna extremidad?

Somos más que un diagnóstico. Hay que creérselo.  Más allá de una enfermedad grave y dolorosa que quizás no nos permita bailar o trasnochar, podemos reír, disfrutar y pasar buenos momentos. Dicho por alguien que no ha padecido nada de esto (como es mi caso) podría resultar poco convincente, pero explicado también por Patricia, que lo conoce en primera línea, creo que da un empuje de vitalidad y energía que puede hacer que la recuperación interna de cualquiera sea un poquito menos angustiosa. Además, como Patricia, se puede tener una pareja estupenda que vea más allá de una palabra malsonante como “artritis”. Ella ha tenido a más de una persona a su lado compartiendo estos momentos, a veces fue ella quien finalizó la relación, pero también ocurrió al contrario. Ni más ni menos que el resto de mujeres.

Mi conclusión es que escribí Doctor, no voy a rendirme porque la capacidad de sentir, vivir y emocionarse deberían quedar intactas.

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Patricia Pólvora

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Ana Basanta

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Doctor no voy a rendirme está en preventa. Resérvalo aquí y lo recibirás antes de que llegue a las librerías dedicado personalmente por las dos autoras.

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