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60 años sin Gaziel, pero con uno de sus libros más perdurables
Fue uno de los intelectuales catalanes fundamentales del siglo XX, uno de los periodistas más notables de la historia de la prensa española y un testigo de la época más convulsa de la historia del siglo XX: la que va desde el inicio de la Primera Guerra Mundial hasta la Guerra Civil y la dictadura del general Franco. El es Agustí Calvet, más conocido por su seudónimo de Gaziel, i se erigió en cronista agudo y profundo de muchos de los hechos de aquellos años decisivos desde la tribuna de La Vanguardia, un diario que el contribuyó a impulsar hasta el liderazgo y la influencia que hoy le caracterizan. También escribió muchos libros imprescindibles para entender la actualidad nacional e internacional. Por eso es uno de los autores de referencia de la historia del siglo XX en Catalunya y España, y un pilar fundamental del catálogo de DIËRESIS.
Este año 2024 se conmemora el 60 aniversario de su fallecimiento, acaecido el 12 de abril de 1964 y, desde nuestra editorial, queremos que este acontecimiento sirva para homenajearlo como merece. Por eso, además de los dos títulos de Gaziel ya publicados en nuestro catálogo (En las trincheras y Diario de un estudiante. París 1914), acabamos de publicar Quina mena de gent som, en catalán, que reúne cuatro ensayos sobre la historia de Catalunya y que actualmente se encontraba descatalogado y, por primera vez, se traduce al castellano, con el título Cómo somos los catalanes. Para esta nueva versión hemos contado con una colaboradora de excepción: la biznieta de Gaziel, Paola Calvet Frontado, que firma la adaptación al castellano de una obra de exilio y postguerra que es toda una lección de historia. Además, también hemos contado con una gran firma en el prólogo de ambas ediciones: Màrius Carol, ex director de La Vanguardia (como el propio Gaziel) y uno de los analistas más cualificados de la vida política catalana.
Ambos libros significan una aportación importante para mantener la obra de Gaziel viva y al alcance de las nuevas generaciones. José Ángel Martos, editor de DIËRESIS, lo explica: “Nos parece una oportunidad de reivindicar el pensamiento de un autor con un fuerte sentimiento catalán, pero también un realista respecto a su posición histórica en el conjunto de los pueblos ibéricos”. “Esta versatilidad de Gaziel, que se mueve brillantemente entre el intelectual culto que casi es un científico social y el periodista con sólidos fundamentos de històriador, le hizo adelantarse una y otra vez a los acontecimientos, adivinando el desenlace de grandes dilemas políticos en los que se encontró Catalunya en la Espanya de los años 30. Los políticos harían bien en seguir lo que el pronosticó en sus artículos para no equivocarse… también los actuales”, concluye el editor.
El libro, cuyo subtítulo es Cuatro ensayos sobre Catalunya y los catalanes (1938-1947), se divide en las citadas cuatro partes, escritas en diferentes momentos del período temporal de guerra y postguerra. A lo largo de ellas, Gaziel intenta identificar los rasgos esenciales del resurgimiento de la identidad catalana explorando su historia y cómo esta fue explicada desde que comenzó la Renaixença, el movimiento que, a mediados del siglo XIX supuso un redescubrimiento de la cultura catalana, y que proporcionó el sustrato cultural e intelectual para las crecientes demandas de autogobierno. También explora los límites de estas aspiraciones y los errores cometidos en la acción política que pretendía llevarlas a la práctica.
El primero de los ensayos, titulado Introducción a una nueva Historia de Catalunya, lo escribió en 1938, durante su etapa de exilio en París, cuando, como él mismo escribe en la introducción del libro, «ya era fácil prever el desenlace» de la guerra. En este texto reflexiona sobre la manera en que, desde la Revolución Francesa, cambió la perspectiva de enfoque de los historiadores y como se impuso entre ellos la corriente dominante de crear «personificaciones nacionales», fenómeno que dio pie a los «nacionalismos», los cuales, escribe, «ya han provocado las guerras más sangrientas y devastadoras de toda la historia humana». Con este punto de partida, Gaziel analiza «las historias de Catalunya impregnadas de ideal nacionalista» que se escribieron alrededor del movimiento de la Renaixença (Renacimiento) y que ofrecieron justificación a las aspiraciones de los partidos regionalistas catalanes de principios del siglo XX y de la II República.
La segunda parte, que lleva por título Pueblos remolcadores y pueblos remolcados, fue escrita unos años después, a finales de 1946 o principios de 1947, cuando Gaziel ya había regresado a España y superado las investigaciones a que fue sometido por el primer franquismo. Residía entonces en Madrid. Este segundo texto es un singular escrito, concebido inicialmente como un prólogo en castellano que le fue solicitado para un libro y que él renunciaría a publicar para poder escribirlo en una versión más libre en catalán, la cual no vio la luz hasta la publicación póstuma de Quina mena de gent som, casi treinta años después. En este segundo ensayo reflexiona sobre la presencia constante en el pensamiento y en la filosofía de toda época y civilización del «dualismo». Gaziel toma como punto de referencia a los personajes más representativos que, en la historia de la literatura, han encarnado este dualismo: Don Quijote y Sancho Panza. A partir de sus figuras, extenderá el paralelismo hasta el dualismo entre dos pueblos: Castilla y Catalunya. “Es muy destacable el disfrute intelectual que Gaziel proporciona al lector mientras desarrolla sus ideas, porque esta comparación entre los personajes de Cervantes y los dos pueblos es muy atrevida y brillante; además, nos hace aprender mucho sobre la inagotable obra de Cervantes”, comenta el editor, José Ángel Martos.
La tercera parte, titulada El secreto de una migración misteriosa, también fue concebida en Madrid, unos meses después de la anterior, en la primavera del 1947. Gaziel la construye en un estilo que va de la anécdota a la categoría: lo hace a partir de una reflexión sobre la pintura del artista Joaquim Sunyer, que ya había sido considerado por Joan Maragall como uno de los artistas más «genuinamente catalanes» de la época. En cambio, la cuarta i última parte, El desaliento, había sido redactada tres años antes, en 1944, durante unas vacaciones de Semana Santa en su población natal de Sant Feliu de Guíxols i en ella incorpora una valiente “meditación de Catalunya”, leída al aceptar la presidencia de los Jocs Florals de Barcelona de 1944.
En definitiva, Gaziel se impuso un ambicioso objetivo, hoy más vigente que nunca. En sus propias palabras:
«Yo querría una Historia de Catalunya que dejase de contar lo que habría podido ser y no fue,
para decirnos lo que ha sido y lo que es, para ver si así podemos llegar, por fin, a ver claramente lo que puede llegar a ser».
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